lunes, 5 de octubre de 2009

El Monje Que Vendio Su Ferrari Libro de Regalo



El monje que vendió su Ferrari es la sugerente y emotiva historia de Julian Mantle, un superabogado cuya vida estresante, desequilibrada y obsesionada con el dinero acaba provocándole un infarto.

Ese desastre provoca en Julian una crisis espiritual que le lleva a enfrentarse a las grandes cuestiones de la vida.

Esperando descubrir los secretos de la felicidad y el esclarecimiento, emprende un extraordinario viaje por el Himalaya para conocer una antiquísima cultura de hombres sabios.

Y allí descubre un modo de vida más gozoso, así como un método que le permite liberar todo su potencial y vivir con pasión, determinación y paz.

Saber Decir, Saber Escuchar




“Un amigo, una persona que sea verdaderamente comprensiva, que se tome la molestia de escucharnos y considerar nuestros problemas, puede cambiar nuestra visión del mundo”
                                                                             Elton Mayo
La comunicación interpersonal eficaz y satisfactoria es una fuente importante de salud, de calidad de vida y de resultados positivos en general. Los conflictos en un área de relación con el cónyuge, en el trabajo, en la escuela, con los padres, pueden ser los detonadores de mas problemas.

No exageramos al afirmar que una comunicación inadecuada nos puede llevar hasta la muerte. Y que la empatía y la sintonía entre dos o mas personas puede conducirlas a enormes triunfos y satisfacciones.

El desarrollo de habilidades técnicas no resultara de gran valor si el individuo no sabe comunicarse con claridad o no practica el escuchar con efectividad o si, al relacionarse con los demás, crea conflictos con facilidad.

La Prueba de ADN


Uno de los juicios norteamericanos más sonados de finales del siglo pasado fue el que protagonizó la estrella del deporte O. J. Simpson.

Se le juzgaba por el asesinato de su mujer y la prueba clave del juicio fue el análisis de ADN que se llevó a cabo con las muestras recogidas por la policía en la escena del crimen.

Durante el juicio quedó claro que tanto la acusación como la defensa estaban de acuerdo en que la prueba era fiable. Las muestras encontradas eran de O. J. El problema estaba en cómo llegaron allí.

Para la fiscalía era evidente que si las muestras estaban en el lugar del crimen era porque O. J. Simpson había estado allí. Para los abogados defensores era la policía quien las había puesto en el lugar de los hechos. Como todos sabemos, la brillante argumentación del equipo de abogados defensores que los millones de O. J. Simpson pudo pagar, consiguió para su defendido una sentencia absolutoria.
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